La leche humana es el único alimento que produce el ser humano. Más allá de ser percibida como un alimento nutritivo y esencial en muchas ocasiones para la supervivencia del recién nacido por nuestra condición de mamíferos, es un fluido corporal biológico, capaz de generar imaginarios y representaciones simbólicas que se usarán para la construcción de identidades y establecer relaciones entre los individuos. Unas relaciones que, dependiendo de la teoría de los fluidos y el modelo de procreación que tenga cada grupo o sociedad, incluso, pueden ser reconocidas como relaciones de parentesco, ¿parentesco de leche? Teniendo como ámbito espacial y cultural de estudio un colectivo de familias de origen marroquí, mayoritariamente musulmanas sunnitas,  que residen en Barcelona, la presente comunicación tiene como objetivo analizar el cómo se construye un pariente de leche entre esta comunidad, y el por qué a partir de esa identidad que establece el Islam, hay un generalizado rechazo a aceptar leche de un banco de leche en el supuesto de que la madre, por las causas que sean, no pueda lactar. Como veremos a lo largo de la presentación, esta  restricción alimentaria para el recién nacido, y que es incomprensible en otros entornos culturales y religiosos, responde, principalmente,  a la desconfianza y el miedo que tienen muchas familias musulmanas de que sus hijos lactantes al ingerir una leche 'anónima' inicien una relación de parentesco (de leche) con un desconocido-a. 

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