La comunidad sikh tiene un importante condicionante patriarcal con roles de género estrictamente definidos y delimitados. Por otro lado, al considerar los preceptos vitales sobre los que organizan y conforman sus vidas los sikhs, hay que observar necesariamente el lugar que las personas ocupan. Así, nacer en un cuerpo de hombre o de mujer implica participar inevitablemente y de una forma socialmente determinada de relaciones de poder muy específicas, tanto dentro de la familia como dentro de la comunidad; del mismo modo que sucede con la casta a la que se pertenece y con el lugar en el que se nace dentro de una familia. En este sentido, existen toda una serie de patrones normativos o habitus interiorizados y de los que es difícil escapar; principalmente cuando del comportamiento de los individuos se trata y especialmente en cuestiones que tienen que ver con el prestigio o izzat, que recae en primera instancia sobre las mujeres, pero que implica inexorablemente a toda la familia y, por extensión, a la comunidad. En esta comunicación, por tanto, se expondrán cuáles son los ideales tanto masculinos como femeninos sikhs, cómo se establecen y se perpetúan las relaciones de género y poder y cómo mediante su agencia las mujeres jóvenes sikhs desde la consciencia feminista tratan de subvertir las constricciones patriarcales.

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