Se ha señalado que la Epidemiología tiene dificultades para considerar la diversidad cultural (las diversas conceptualizaciones de la salud y enfermedad, la persona o los sistemas terapéuticos) y, también, las variables socioeconómicas en poblaciones en situación de precariedad o exclusión. El positivismo y biologismo, el abuso de las encuestas, el uso descuidado de entrevistas e indicadores caracterizados por el estatismo y aislamiento del contexto, se añadirían también a las críticas desde la Antropología. Por su parte, la Antropología de la salud frecuentemente ha obviado los condicionantes biológicos, observándose, además, en algunas orientaciones, una hipertrofia de los indicadores socioeconómicos y políticos y, en otras, una tendencia a reducir la enfermedad al padecimiento del paciente desconsiderando su dimensión social, económica y política. La relación con el sistema sanitario biomédico se polarizaría entre un análisis centrado casi en exclusiva en su papel como instrumento de normativización y control social, por un lado, y la escasa problematización, por otro. Se estaría dando también una degradación creciente de los métodos y técnicas cualitativos, que limitaría la confiabilidad de los datos y del conocimiento construido a partir de ellos. No obstante las críticas mutuas, muchos autores hablan de complementariedad entre ambas disciplinas. El objetivo de esta comunicación es proponer una reflexión, desde la Antropología de la salud, sobre las condiciones y límites para la colaboración interdisciplinar.

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