Las universidades interculturales patrocinadas por la Secretaría de Educación Pública en México formaron parte de una estrategia de diversificación de la educación superior que pretendió crear nuevas instituciones orientadas a ofrecer servicios educativos de formación profesional, investigación, difusión de la cultura y acciones de vinculación comunitaria con pertinencia, para impulsar el desarrollo de las comunidades rurales e indígenas del país.  Fundamentan su existencia en la necesidad de impulsar proyectos de recuperación, consolidación y desarrollo de las culturas de los pueblos originarios y fortalecer, de esta forma, los vínculos y la comunicación entre la universidad y las comunidades indígenas.  Estas instituciones presentan un nuevo esquema de actividades académicas basadas en la interacción regular entre la enseñanza, el aprendizaje, el hacer, el investigar y la interacción con la comunidad. Desde el diseño hasta la operación actual han sido objeto de observaciones de muy diverso tipo. Entre ellas se encuentran las inquietudes asociadas a la necesidad de que los propios pueblos indígenas participaran en el diseño y la gestión de las mismas. En esta presentación se analiza la discusión, distintas formas de abordarla y sus consecuencias, a partir de dos ejes de análisis: la participación misma de intelectuales y profesionales indígenas en su diseño, instrumentación y conducción; y la incidencia que estas instituciones han tenido en la introducción de la diversidad en las políticas públicas de educación superior. 

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