Una de las acusaciones lanzadas contra las nuevas espirituales es que se trata de actividades individualistas alejadas de los problemas sociales y con poco compromiso político o comunitario. No obstante, algunos movimientos espirituales recientes no conciben la práctica espiritual fuera de la búsqueda solidaria por la justicia social. Por ejemplo, la autorreconocida como “organización global de espiritualidad” Anarda Marga, fundada en la India en los años 50 por el líder Ananda Murti, incorpora conjuntamente los principios de realización personal y de servicio a la humanidad, concebida ésta como la ejecución de proyectos para instruir a las personas frente a emergencias y necesidades sociales a largo plazo.Esta comunicación es el resultado del seguimiento etnográfico itinerante llevado a cabo desde 2014 en México de un grupo de espiritualidad seguidor de la filosofía de Ananda Murti. Este grupo, liderado por una mujer medicina que ha adoptado la identidad indígena maya, efectúa su servicio mediante voluntariado social en comunidades rurales de México de bajos recursos económicos. El servicio consiste en consultas itinerantes de medicina naturista y holística, de meditación, y de canto de un mantra (kiirtan). El caso indaga en tres procesos involucrados: 1) cómo los conceptos universalistas de los movimientos de espiritualidad global pueden ser aplicados adaptados a contextos específicos; 2) Cómo la espiritualidad puede ser ejercida como una práctica social con finalidad emancipadora aquí y ahora; 3) Cómo la salud psicofísica es concebida como condición necesaria para la resistencia y emancipación de las comunidades locales ante procesos de dominación global.

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