En el contexto actual de aumento de la violencia en México está surgiendo una percepción novedosa con respecto al papel que en los procesos de pacificación pueden jugar las nuevas prácticas espirituales supuestamente basadas en las tradiciones indígenas americanas y orientales. En base a un trabajo de campo llevado a cabo en San Cristóbal de Las Casas (Chiapas) en diferentes espacios de rituales de sanación ofrecidos como servicios, se exponen algunos fenómenos colectivos que están actualmente en auge para enfrentarse a la disolución del Estado y la corrupción institucional, y a la amenaza permanente que constituye para personas y comunidades. Este proceso, caracterizado como impugnación y alternativa a la Modernidad, se configura sobre la idea del regreso a lo espiritual, lo ancestral y la naturaleza. Problematizando la acción colectiva hecha desde el activismo secularizado, los participantes en estos espacios asumen que es imprescindible una transformación radical personal de carácter espiritual para alcanzar la transformación colectiva, incluyendo objetivos políticos para la emancipación. Así, talleres, cursos y retiros dirigidos al tratamiento espiritual y a la formación chamánica transmiten valores de amor, conciencia y compasión, y estrategias de pacificación y disolución del conflicto con una clara dimensión aplicada. Una característica peculiar del fenómeno es que se articula alrededor de un conjunto de imaginarios sobre lo femenino. Estos imaginarios pretenden superar la hegemonía de la masculinidad concebida como violenta, colonizadora y destructiva, pero lo hacen apuntalando ciertas ideologías de género que conciben lo femenino como una fuerza creadora cercana a la naturaleza o “madre tierra”. Esto tiene unas profundas implicaciones en la naturalización del género y en ciertas versiones del ecofeminismo que serán discutidas.

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