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LA RELIGIÓN COMO IDENTIDAD FRENTE AL OTRO: LA “RELIGACIÓN DESLIGANTE”

La paradójica convergencia entre la renovada fuerza identitaria del discurso religioso y el proceso secularizador experimentado en las sociedades postindustriales ha ido cobrando durante las últimas décadas una impensable actualidad académica. El  hombre líquido necesita de nuevas narrativas a las que aferrarse para poder sobrevivir al parcial naufragio del proyecto moderno, surgiendo todo un elenco de nuevas formas de creer y recrear el discurso religioso en el marco de una sociedad postsecular. Entre las múltiples posibilidades de reconstrucción religiosa de la identidad emerge con fuerza la “exclusión del otro religioso” como correlato de mi autoafirmación identitaria. Esta variante se convierte –en la actualidad- en una suerte de discurso contra el credo extraño (habitualmente el Islam), señalado como nuevo chivo expiatorio donde las comunidades pueden restaurar su “esencia”, amenazada por el mundo global. Una realidad que se hace especialmente visible en el contexto Occidental en tres casos concretos: la irrupción del Pegida en Alemania, la carrera presidencial de Donald Trump y la popularidad del Frente Nacional en Francia. Estas tres situaciones parecen comprometer el acervo moderno y replantean nuevos matices al estudio del proceso secularizador. Lo religioso, lejos de desaparecer, reaparece como una herramienta esencial para la construcción de la identidad en una sociedad occidental, paradójicamente, cada vez menos creyente.

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