Se analizarán las industrias culturales reproductoras de violencia que actúan como agentes inmunizadores y de consumo. Agrupamos dichas industrias en: Productos culturales como el  arte y el cine; Medios de comunicación: televisión, periódicos, revistas, internet y campañas publicitarias y; Medios de entretenimiento como juguetes, videojuegos y comic´s. En los últimos quince años han diseñado contenidos sirviendo a ciertos poderes adquisitivos. Condicionando las temáticas en función de los intereses específicos de quienes aportan los recursos económicos para su producción. Ante esta nueva dinámica el espectador consume productos diseñados para cumplir propósitos específicos, tales como, la creación de nuevos héroes, criminalizar objetivos específicos, crear estereotipos basados en el status, la agresividad, el machismo y la violencia, entre otros. En este sentido, en la industria cultural es notorio que existe un gran contenido de violencia, elemento que la convierte en objeto de consumo en sus distintas presentaciones (ya sea en una serie, una nota periodística etc.). A través de la manipulación de estereotipos sociales se crean nuevas figuras identitarias que utilizan la violencia como medio para obtener fines que son mayormente relacionadas con el poder económico. Proponemos la idea de que a través de la constante exposición a la violencia, los espectadores la normalizan e interiorizan, hasta parecerles una práctica común y válida. Sostenemos que tal contacto con la violencia puede, en ciertos casos, actuar como “terapia de exposición” en la que los sujetos se inoculan contra la  crueldad cada vez más explícita en la que los cuerpos y vidas de los otros se deshumanizan.

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