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Transnacionalismo: reinterpretar el mundo

En un mundo donde la migración es un hecho cotidiano y donde los desplazamientos elegidos o forzosos situan a los sujetos en condiciones diversas y en ocasiones opuestas a sus propias naciones, el antiguo problema de la relación entre civilización y cultura, entre democracia y culturas indígenas, entre la libertad del ciudadano y el derecho de cada cultura a desarrollarse, tiene plena vigencia. Partiremos de dos paradigmas: el discurso Ilustrado en el que la nación política se fundamenta en un tratado que vincula constitucionalmente la pluralidad de la sociedad. Y, la idea romántica de comunidad orgánica y alma del pueblo como sustentadores de la legitimidad del derecho nacional. El Romanticismo, reacciona a veces ferozmente contra el racionalismo ilustrado pese a que se encuentra emparentado irremediablemente con él. Esta dicotomía teórica, desata una polémica tensión binaria donde se sitúan las distintas posiciones y las discusiones del pensamiento político de nuestros días. Actualmente, la democracia, como un eje de la supuesta fallida Modernidad que se desplaza mas allá de sus límites, puede que tenga en un balance general, más sombras que luces, sin embargo las ideas de igualdad y de libertad nacidas de la Ilustración, ya han germinado en la patria constitucional que nos construye como ciudadanos dentro de una pluralidad, en la que nadie puede quedar excluido por su lugar de nacimiento, lengua, etnia o forma de pensar. 

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