En las últimas décadas, observamos un cambio de uso en la arquitectura residencial decimonónica de la huerta alicantina. En este sentido, encontramos diversas viviendas rehabilitadas para albergar dependencias destinadas a un fin público mientras que otras se han convertido en hoteles, restaurantes o salas de fiestas. A pesar del esfuerzo colectivo en preservar esta arquitectura que constituye una señal de identidad de las diferentes localidades que conforman actualmente este espacio, es necesaria su puesta en valor para convertir algunas de estas residencias en recursos turísticos culturales que por un lado promuevan su conservación, restauración y rehabilitación; y, por otro, se conviertan en una fuente de ingresos para estas poblaciones.La importancia de estas viviendas para su preservación reside en que es el reflejo y la consecuencia de una nueva clase social que se consolida gracias al cultivo de la vid y a su elevada producción del fondillón para comercialización desde el puerto de la ciudad de Alicante en el último tercio del siglo XIX. Por ello, otras construcciones de gran relevancia para estas localidades son aquellas destinadas para la distribución del agua por la huerta: el pantano de Tibi y los assuts de Les Fontetes, Nou y El Campello. Con respecto a esta arquitectura hidráulica, tanto su conservación como su preservación para su puesta en valor resultan muy costosas pero aún así, encontramos diversos proyectos por parte de la Administración para la consolidación de estas estructuras con el fin de facilitar su acceso tanto a residentes como a turistas.