Explotación y marginación generacional: El caso de los migrantes indígenas en los campos agrícolas.
¿Se puede hablar de una diáspora en las migraciones indígenas para trabajar como recolectores agrícolas? La marginación extrema en la que coexisten varios pueblos originarios de los Estados de Guerrero y Oaxaca (triquis, mixtecos, tlapanecos, nahuas y tacuates) son el principal motor para que los habitantes de dichas regiones tradicionalmente sean expulsores de mano de obra económica para las grandes plantaciones tomateras del Norte de México. Ubicadas en San Quintín, Valle del Yaqui y Valle del Fuerte hasta los campos vinícolas de San Diego y Napa Valley en California, Estados Unidos. El fenómeno no es nuevo, desde la década de los años sesenta del siglo XX se ha vuelto una forma de vida para comunidades enteras, al grado de convertirse en una "tradición generacional" que pasa de padres a hijos e incluso a nietos. El trabajo infantil y condiciones de miseria son generales. La invisibilidad de la que son objeto los migrantes temporales es una condicionante social pues no se les otorgan derechos básicos y universales expresados en la Constitución como: educación en su lengua materna, acceso a servicios de salud, seguro en caso de accidente ni prestaciones sociales como derecho a la vivienda.
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