Los videoclips constituyen un elemento importante y a veces central en diversas escenas musicales contemporáneas, sean ellas de carácter local, trans-local o virtual (Bennett 2004). Para quienes estudiamos las prácticas musicales y su papel en procesos sociales/culturales más amplios (etnización, reivindicación política, negociación identitaria), entender el papel de estos productos audiovisuales es cada vez más necesario. Al mismo tiempo, la posibilidad de co-producir videos con los conjuntos musicales con los que trabajamos (y con sus comunidades de referencia) puede transformarse en una ocasión para establecer relaciones densas de participación en el proceso de investigación/creación.Si es verdad que los videoclips hegemónicos, productos de las “industrias de la conciencia”, contribuyen a subyugar “los sueños, los valores y la ideología” de la juventud global (Illescas 2015), mi experiencia personal como etnógrafo me ha mostrado que el proceso productivo y creativo de un videoclip puede constituir un contexto de co-investigación y co-creación muy útil para descentralizar al logocentrismo académico y producir, de forma más participativa con los sujetos implicados en la investigación, un conocimiento que defino provisionalmente como transmodal.Basándome en este concepto provisional, en una adaptación a las prácticas musicales del concepto de etnoficción (Rouch 2003, Sjöberg 2006), y, sobretodo, ampliando algunas reflexiones surgidas en el panel “Los videoclips musicales como herramienta de investigación participativa en etnomusicología” (Congreso AIBR 2016, Barcelona), en esta ponencia voy a presentar una propuesta metodológica centrada en la producción participativa de videos musicales como contexto privilegiado de co-investigación y co-creación etnográfica. 

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