El trabajo revisa algunas variantes de juegos agonísticos con ganado mayor en México genéricamente llamadas jaripeos. En el jaripeo, líneas de fuerza e intereses contrapuestos movilizan recursos, tecnologías e ingenios en un contexto de violencia y festividad. En uno de los varios centros de vorágine, los toros son reconocidos como otros más o menos como uno. Las tecnologías y estrategias para que el toro se desempeñe con mayor furia y capacidad de daño pasan por los arriesgados equilibrios que se administran en función de la apuesta por la comprensión de lo que le ocurre a cada toro de manera concreta. El partido del toro (ganadero y caporales) trata de aumentar las ventajas que le sea posible y neutralizar o disminuir las del otro partido (jinetes del toro o charros-señores-de-a-caballo, estos últimos en el caso del jaripeo de toros caballeros o toros matacaballos) a sabiendas de que esto puede desgastarlo o llevarlo a experiencias de fracaso y frustración. El análisis de estos juegos permite un enfoque teórico que considere a los animales no humanos sin diluir su diferencia ni reproducir para ellos los laberintos de las filosofías del sujeto, tradicionales como herramientas para pensar lo humano.

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