El turismo gastronómico es una de las estrategias turísticas que se está popularizando más en las últimas décadas. Concretamente en Cataluña es un fenómeno que se encuentra en auge, ya que está permitiendo ampliar la oferta turística y al mismo tiempo supone un cierto impulso económico sobre todo en el tercer sector de los municipios que lo practican. En el presente trabajo nos preguntamos si también supone una ventaja para el primer sector, concretamente por los productores de los alimentos promovidos por este tipo de turismo. ¿Tiene para ellos un impacto económico? ¿Ejercen un control del recorrido de sus productos, siendo este un circuito cerrado, o no? ¿Cómo perciben la gastronomía que usa sus productos como parte de la identidad local y el discurso que se desprende? En concreto nos basaremos en dos casos para tratar de responder a estas preguntas: el caso del “fajol” de Santa Pau y el caso de la manzana del Estartit. El hecho de poder analizar el mismo fenómeno en dos contextos turísticos tan diferentes nos abre la puerta a una nueva pregunta: ¿se dan los mismos fenómenos y consideraciones en relación al turismo gastronómico en realidades turísticas opuestas?

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