DE LA ANATOMOPOLÍTICA A PRESIDENTES TORTURADOS: UN PASEO POR LOS CUERPOS POLÍTICOS
Nelson Mandela fallece en 2013 y al año siguiente Uruguay es elegido mejor país del mundo. Previo a eso, años de apartheid, desaparecidos, invisibilidad y estados de “schok” (Klein) que incluyeron a dos presidentes previamente encarcelados y torturados en Sudáfrica y en el Rio de la Plata.
El cuerpo de la política recae en los cuerpos (de los) políticos mediante suplicios y martirios. Y provoca nuevas subjetividades que llevan a los torturados a gobernar. El rito de paso llevado a cabo por sujetos denostados y excluidos sirve para generar estados de communitas(Turner) que atraviesan el momento histórico en que suceden por cuanto unen a poblaciones más allá del tiempo y el espacio en que acontecen. El olvido como categoría política y el perdón como actitud moral sirven para generar adhesiones más allá de lo individual. Asimismo el paso de la cárcel a la elección es útil para mostrar que la función de las denominadas “instituciones totales” (Goffman, Foucault) no es siempre la que se desea.
Con estas líneas rastrearemos cuál fue el proceso de vigilancia y control que se vino dando desde la modernidad para someter y disciplinar a poblaciones y sujetos; y cómo el ejemplo del propio cuerpo puede servir de propaganda política en una nueva puesta en escena de teatrocracia (Balandier), biolegitimidad (Fassin) o reapropiación de identidades que ya no pueden ser entendidas como individuales sino apropiadas por un contexto colectivo de construcciones nacionales.
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