Con esta comunicación querría plantear el interés que supone incorporar el análisis de las emociones a mi etnografía sobre las estrategias con que las mujeres del Distrito Norte (Granada) ejercen su derecho a la ciudad. Mi propuesta parte de la crítica feminista a las dicotomías que se establecen entre razón y emoción (Gregorio Gil 2006; 2014), con el fin de reivindicar la legitimidad del conocimiento emocional a la hora de valorar la realidad urbana y sus conflictos. Entiendo que es necesario seguir reflexionando sobre las emociones que nos evoca la ciudad, pues buena parte de los análisis urbanos se han centrado su aspecto más material, siendo necesario recordar que la memoria, las emociones y las percepciones subjetivas conforman nuestra experiencia espacial (Soto 2011) y están en la base de las reivindicaciones que elaboramos sobre la ciudad. En el contexto específico que analizo, trato de indagar cómo las emociones producen el relato que algunas mujeres han ido construyendo sobre el distrito, generando sus propios significados de derecho a la ciudad y una serie de prácticas para ejercerlo. De este modo, se hace posible estudiar las experiencias cotidianas que dan vida a su lucha por el barrio, saberes a menudo invisibilizados o desprestigiados frente a otras formas de activismo por el derecho a la ciudad.    

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