Los objetivos que persigo con esta comunicación son, por un lado, rescatar algunas de las aportaciones más significativas de la teoría feminista en los estudios urbanos, y por otro, plantear cómo es necesario traducirlas en premisas metodológicas que permitan estudiar la ciudad y el derecho a la misma desde una visión más compleja, comprometida y basada en la experiencia de las personas. En este sentido, partiendo del género y su imbricación con otras diferenciaciones sociales, junto con el cuestionamiento de las dicotomías público/privado y productivo/reproductivo, planteo la necesidad de incorporar los debates feministas al análisis sobre la ciudad y sus desigualdades.Tales debates justifican la utilización de metodologías sensibles y comprometidas con estas realidades, nuevas miradas que puedan ampliar el horizonte de los estudios urbanos. Por ello, propondré el uso de una etnografía feminista en el análisis de procesos de transformación urbana y en las luchas por el derecho a la ciudad, tratando de enfatizar nuestro compromiso antropológico, político y feminista durante el proceso de investigación. Situarnos en esta epistemología feminista a la hora de abordar la ciudad, implica cuestionar la objetividad del conocimiento que se produce sobre la misma, además de apostar por un tipo de investigación dispuesta a desenmascarar las violencias de género que tienen lugar en la urbe y un intento cada vez más firme de crear vínculos solidarios con las personas junto a las que investigamos, pues nosotras mismas nos sentimos parte de esa realidad problemática, injusta y vioenta.

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