El estudio y la investigación de las cuestiones espirituales, no necesariamente religiosas, implica una llamada de atención, un punto de reflexividad, acerca de la forma, en que nos acercamos a ellas para conocerlas. Las metodologías implican en muchas ocasiones pasar de la butaca a la observación participante, y de la observación participante a la experiencia participante y/o a la participación radical (López-Pavillard y Llera Blanes, 2017). No obstante, si bien algunos autores se han caracterizado por su tratamiento de la espiritualidad siendo proclives al giro ontológico y a la empatía con el sujeto de investigación, un sujeto eminentemente espiritual, otros destacan su preferencia por la aproximación positivista. El caso de estudio de la autora son los llamados Círculos de Ánima. Estos Círculos conforman una de las Redes de una Asociación sin ánimo de lucro iniciada en Barcelona, España, y extendida por varios países de Iberoamérica y que tiene como objetivo la ayuda a los seres en tránsito (personas que tras la muerte no han ido a la 'Luz'). A través de esta práctica espiritista de reciente creación e insertada en la New Age, pretendo hacer partícipe de las tensiones que implica la observación participante y que se revelan ante y desde la praxis académica e investigadora. Se expondrá el equívoco de lo que significa 'imaginar' para ellos y para nosotros, la disyuntiva entre 'flujo' y 'control' como el camino para entrar en la espiritualidad neoeriana, y la oscilación entre la creencia y la descreencia mientras dura la investigación.  

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