El concepto de la muerte y la vida después de esta, no es un tema nuevo en las comunidades andinas, los primeros seres humanos realizaban entierros y ceremonias asociado a la muerte en la cual se desarrollaban una serie de ritos, despedidas del difunto, sepulturas con artefactos, alimentos y utensilios para una vida posterior.  La gran mayoría de los autores concuerdan que acontecida la muerte, el alma del difunto aymara cruza un río, en algunos casos lo asocian con el río Jordán, para el viaje necesita víveres y un ajuar fúnebre facilitado por sus familiares durante el sepelio.  La cosmovisión aymara está cargada de simbolismos y resignificaciones. Las concepciones de cielo, purgatorio e infierno se encuentran presente en los rituales mortuorios de los aymaras, pero con algunas variaciones producidas por el proceso de aymarización del catolicismo.   Las abluciones y los baños sagrados son ritos de purificación son un símbolo renovación o de nacimiento a una nueva vida. En varias culturas, el río simbolizaba cósmicamente la vida y la muerte, basado en los tiempos de crecidas y sequías.   Considerando este renacer a las orilla del nuevo lugar es una representación de la separación definitiva con la dimensión de los vivos y de la búsqueda del nuevo estatus comunitario.  El sentido comunitario de los aymaras es un factor vivo en sus rituales.