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HACIA LA PROTECCIÓN DE FUENTES ORALES EN ZONAS DE CONFLICTO

El encuentro entre el antropólogo y el archivista suele llevarse a cabo en la etapa final de una investigación, cuando el corpus de testimonios ya ha sido explotado científicamente después de algunos años de trabajo en el terreno. ¿Con qué objetivo el investigador manifiesta la necesidad de archivar los testimonios? ¿En qué institución? ¿Con qué marco jurídico? La producción de archivos orales en zonas de conflicto genera situaciones de fragilidad tanto para aquel que testimonia, como para el investigador que produce la fuente, y en consecuencia, peligro de existencia del archivo que se crea. El testimonio viene a ser un documento comprometedor en el cual el relato del testigo se confronta con una historia oficial, por ser una fuente que da a conocer el lado oculto de los hechos. Para dar o depositar este tipo de fuentes orales a una institución especializada, se requiere tanta confianza como aquella que el testigo da al antropólogo en su testimonio. Comienza así un trabajo conjunto de traspaso de información, que sólo el antropólogo puede otorgar, para llevar a cabo un tratamiento de datos en torno a la creación de la fuente. En Francia la Bibliothèque de documentation internationale contemporaine (BDIC), es una biblioteca-museo que tiene como objetivo colectar todo tipo de material que sirva para comprender la Historia. Es así como desde 1995 el sector audiovisual se ha especializado en la producción y la conservación de fuentes orales. Dichas fuentes tratan temas ligados a relaciones y conflictos internacionales. A través de sus actividades la BDIC se destaca como lugar de conservación alternativo de archivos «frágiles» por su contenido, al ser fuentes creadas en zonas de conflicto, tanto en Europa, Medio Oriente, América latina o Mahgreb

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