Madres huérfilas y seres ontológicamente fluidos. Una etnografía del duelo en madres católicas.
A raíz de un proyecto de investigación centrado en procesos de duelo en madres católicas huérfilas, surgió un elemento no previsto en un principio que cobró gran relevancia a medida que fue avanzando el estudio. Me refiero a la relación que las madres seguían manteniendo con sus hijos fallecidos, bajo otras modalidades ontológicas que no se ajustaban a los procesos de duelo sostenidos por las teorías psicológicas hegemónicas. Esto hizo que repensara las categorías de los sujetos de estudio, así como las relaciones entre huérfilas e hijos fallecidos.
Si la función principal que ha de resolverse tras la pérdida de un ser querido es la de integrar al fallecido en el mundo de los antepasados (Thomas, Di Nola, Despret), las madres católicas ponían en juego una serie de prácticas –informadas por la religión católica- que les permitían comunicarse en un plano espiritual, no visible/palpable a través de los sentidos. En el mismo sentido que la relación establecida con Dios, dialógica, las madres seguían manteniendo una relación con sus hijos, seres de la metamorfosis (Latour) que se convertían, y así pasé a categorizarlos, como seres ontológicamente fluidos.
Estas relaciones madres/hijos fallecidos habrá que tomarlas “en serio”, como vienen señalando autores del denominado giro ontológico (Holbraad, Ingold, Viveiros de Castro y otros), porque los fallecidos son “seres sociales” al existir en el mundo social (Molinié) y estar dotados de una serie de privilegios de existencia. Estamos por tanto ante el compromiso ontológico de aprender a dialogar con estos seres invisibles (Bubandt).
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