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El trabajo de campo: un viaje con muchas idas y vueltas

  Viaje y antropología se encuentran inextricablemente vinculados. La palabra “metodología” etimológicamente hace referencia al conjunto de procedimientos utilizados para atravesar un camino (“οδως” en griego significa “camino”; “μετά” significa “por”, “a través”). Como señalan Krotz (1988;1991) y Careri (2013; 2016), entre otros, el trabajo de campo es una acción que se hace al andar, un viaje con muchas idas y vueltas. Elegir modelos metodológicos y técnicas de investigación equivale entonces a escoger las formas más apropiadas para caminar en un campo especifico.A partir de estas cuestiones, mi intención es evidenciar como las prácticas y las experiencias surgidas in itinere nos permitan formarnos y cuestionarnos como investigadores gracias a nuestros cuerpos implicados en la realidad que queremos comprender y de la cual formamos parte (Harding: 1887/1998; Haraway: 1991). ¿Cuáles son las herramientas metodológicas que mejor nos permiten comprender las relaciones entre yo y el otro? ¿Cómo superar las dificultades que surgen en el campo? ¿Cómo ponerse en la piel del otro, sin herir su propia piel? ¿Cómo y por qué pueden fundirse el activismo y la investigación? Empezando por las experiencias vividas en el campo - unas calles destinadas al ejercicio de la prostitución en el barrio del Raval - y gracias a las relaciones construidas con el colectivo de las trabajadoras sexuales, mi intención es compartir inquietudes, incomodidades, peripecias de este viaje llamado trabajo de campo. Metodología, cuerpo y activismo serán los hilos principales para tejer unas reflexiones sobre estos asuntos.

(*)El autor o autora no ha asociado ningún archivo a este artículo