En su afán por estudiar las relaciones sociales y las diferencias culturales, la antropología se ha encontrado desde sus comienzos como disciplina con personas y objetos en movimiento. Sin recurrir explícitamente al concepto de “movilidad”, algunos clásicos han abordado dicha cuestión: la etnografía de Bronisław Malinowski sobre el kula en las islas Trobriand (1922) los trabajos sobre el don de Marcel Mauss (1925) o los estudios sobre trashumancia entre los nuer de Evans-Pritchard (1940). Sin embargo, la “movilidad” no siempre ha ocupado un lugar central en estas obras y, por lo tanto, no ha sido el marco de referencia para analizar la realidad sociocultural. ¿Qué ocurre y qué podemos observar cuando el trabajo etnográfico pone el foco en aquello que se mueve? Partiendo de la noción de “movilidad” en su vertiente más antropológica – eso es, yendo más allá del simple movimiento físico y explorando sus múltiples significados (Salazar, 2017) – esta comunicación pretende reflexionar acerca de las posibilidades del concepto para comprender algunos fenómenos de máxima actualidad. A través del diálogo entre trabajos clásicos y actuales, se plantean una serie de retos de orden teórico y metodológico inherentes a la disciplina pero reconceptualizados desde una perspectiva de las “movilidades”. Concretamente, se presentan dos investigaciones en curso en los campos de la antropología de la educación y la antropología de la ciencia con el objetivo de re-pensar el potencial de la antropología como disciplina y de la etnografía como método para el estudio de los flujos de personas, objetos e ideas.
