AUSENCIA DE CONCIENCIA ORGÁNICA EN EL TRABAJO. DEL FORDISMO AL NEOLIBERALISMO POSTFORDISTA.
Si entendemos la conciencia como la capacidad específicamente humana que proporciona un biofeedback entre la realidad de la persona y sus múltiples escenarios, y si convenimos en que desde el fordismo al neoliberalismo postfordista el ser humano, no solo acepta, sino que naturaliza, grandes dosis de sufrimiento en el trabajo a la vez que, paradójicamente aumentan sus preocupaciones sobre la salud, podemos afirmar que, más allá de los mecanismos puramente neuroquímicos o neuroeléctricos implicados en su funcionamiento, existen elementos culturales, en este caso económicos y productivos, capaces de alterar la conciencia en un gradiente que en muchos casos concluye con la propia autolisis.
Es por ello que me posiciono con aquellos autores que defienden la necesidad de superar planteamientos neurocéntricos y de establecer modelos predictivos y realistas cuyos resultados puedan servir para mejorar la salud y la calidad de vida. Dichos modelos deberían ofrecer la posibilidad de realizar un auto-escaneo que permitiera reconocer las grietas auto-perceptivas por las que se cuela la información sobre aspectos tan determinantes como los relativos a la propia salud. Este ejercicio de metacognición, naturalmente molecular, químico, eléctrico o enzimático,… debería ser fundamentalmente holístico, y en este sentido necesariamente antropológico.
Con un planeta a su disposición, con el mayor índice de encefalización de todos los mamíferos y con una complejidad neurológica que ha posibilitado la emergencia y el declive de miles de culturas, es preciso indagar sobre los mecanismos implicados en la génesis y el mantenimiento de la conciencia, para comprender por qué en la empoderada civilización occidental, gran parte de la sociedad se ve necesitada de antidepresivos, ansiolíticos,benzodiacepinas terapias alternativas,… y sobre todo donde está la solución de una pandemia que distorsiona el factor subjetivo dejando al ser humano hipnotizado frente a su propio sufrimiento.
(*)El autor o autora no ha asociado ningún archivo a este artículo