Desde siempre las antiguas culturas han observado los ciclos de la naturaleza. Esta tradición le llevó a la cultura agrícola del Neolítico a desarrollar las primeras bases del conocimiento astronómico. Uno de los aspectos que salta inmediatamente a la vista es no sólo la incorporación del conocimiento astronómico a sus mitos y rituales, lo cual es propio de una cosmovisión religiosa que tenía en la explicación del cambio cíclico y estacional uno de sus fundamentos, sino también la influencia que la observación de los cuerpos celestes tenía en aspectos básicos de la vida, como el establecimiento del inicio de la temporada de lluvias que incidía en el calendario agrícola. Asimismo, durante este periodo para observar los movimientos de los cuerpos celestes, se construyeran alineaciones en estructuras de gran tamaño, mediante el uso de grandes bloques de piedra dando origen al megalitismo. Es probable que si los aspectos astrales formaron parte del mundo agrícola éstos se incluyeran de alguna forma en el diseño de sus construcciones funerarias. Esta es la hipótesis que pretendemos desarrollar. Para ello nos hemos centrado principalmente en el estudio de aquellas obras megalíticas funerarias que se encuentran en la Europa Occidental, ya que en este trabajo se plantea la significación de estos sitios como dispositivos culturales dedicados a la fijación de la memoria de los pueblos. Dado el carácter fundacional que tienen como elemento fundamental de la construcción cultural de las primeras sociedades campesinas. Donde los ritos funerarios en este período están relacionados con una manera diferente de afrontar el sentido de la muerte. Pues, el acontecimiento de la muerte se convierte en un reto que marca la transición de una vida a otra, en razón de lo cual es menester la ejecución de ritos funerarios, por estar éstos vinculados a creencias religiosas sobre la naturaleza de la muerte y de la existencia en otra vida después de ella.

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