La tarea de “cuidar” implica la combinación entre el cuidado y la familia, lo que ha supuesto habitualmente la feminización de esa función. En este sentido, un importante porcentaje de personas cuidadoras informales experimentan tensiones y alteraciones emocionales, pero es preciso afirmar que estas personas también presentan nuevas prácticas e incluso transforman el proceso de cuidado en una experiencia vital enriquecedora. Ser persona cuidadora conlleva en numerosas ocasiones aprendizajes vitales significativos para quienes desempeñan dicho rol; así, entre otras, pueden aprender a valorar las cosas realmente importantes en la vida y a relativizar las más intrascendentes.Esta investigación llevada a cabo desde la Universidad de Valencia plantea como objetivo mostrar el testimonio subjetivo de personas cuidadoras informales. Asimismo, recoge acontecimientos y valoraciones que estos individuos hacen sobre su propia existencia, y que se materializa en relatos autobiográficos o libres (del cuidado) y entrevistas. En total han participado 9 personas: 5 relatos libres (4 mujeres y 1 hombre), y 3 entrevistas (3 mujeres).Para la selección de personas informantes (entrevistadas), utilizamos una muestra de intencional (de conveniencia) de tres personas, siendo las tres mujeres y cuidadoras informales de personas con enfermedad de Alzheimer de alguno de sus progenitores.De esta forma el sujeto nos acerca así a su mundo, a sus relaciones con el grupo primario (familia), al contexto social y cultural que le rodea, todo ello dentro de una relación de cuidado.
