Las iniciativas comunitarias agroecológicas urbanas “cosen” comunidades. En ellas, la producción y el consumo sostenible de alimentos implican, además de componentes económicos materiales e inmateriales, elementos y planteamientos políticos orientados a la dinamización del tejido sociocomunitario. Con ello, estas experiencias muestran un enorme potencial para la resiliencia sociocomunitaria y ambiental en una manera multidimensional. Entre las dimensiones exploradas en la investigación mencionaremos el incremento del acceso a alimentos frescos procedentes de la producción ecológica y agroecológica; el establecimiento de relaciones positivas a través de la colaboración y una transformación saludable de la relación con los alimentos y la alimentación a través de programas de alfabetización nutricional y agrícola. Entre los agentes comprometidos con estas iniciativas destacan las mujeres, en quienes sigue recayendo la responsabilidad de la alimentación de la familia. Para ellas, la calidad de los alimentos es una preocupación transversal al devenir de sus ciclos vitales, invitando a reflexionar sobre la relación entre alimentos y salud. Analizamos sus motivaciones para participar en estas iniciativas, sus discursos y prácticas relacionadas con el conocimiento medicinal y nutricional de las plantas. Buscamos entender hasta qué punto estas prácticas están modificando, en un nivel amplio, la alimentación como una cuestión de reproducción social (quién cocina, cómo se socializa la comida en la familia y en una red mayor, la nutrición como un asunto colectivo, el hecho de producir alimentos y cómo esta tarea implica una redistribución de tiempos de familias urbanas).