A raíz del terremoto de Haití en enero de 2010, la migración haitiana hacia Sudamérica se dirigió mayoritariamente a países como Brasil y Chile. En el caso de Chile, se ha instalado principalmente en el norte y centro del país, siendo una migración emergente e importante en la actualidad. Son estudiantes que por problemas políticos abandonaron sus estudios en el país de origen, jóvenes que decidieron emigrar para estudiar y trabajar, y profesionales en búsqueda de mejorar las condiciones laborales y de seguridad de las que tenían en Haití. Esta comunicación refiere al caso de los migrantes haitianos que habitan en Santiago de Chile y que se encuentran con una sociedad que utiliza el demarcador de color (“negro”) como categoría racial. Dicho demarcador se observa en los discursos y prácticas que se generan sobre la base de la superioridad de ser chileno/“blanco” en oposición a la inferioridad racial con este “otro” cuerpo “negro”. En las trayectorias laborales de la migración haitiana se evidencia cómo son racializados por ser “negro, haitiano y migrante”, en este orden jerárquico y de dominación colonial, pero aún así, pese a esta exclusión, algunos sobreviven y resisten a las violencias que ejerce la sociedad chilena, cuyo reflejo de sus prácticas, está basado en la figura de pensarse “blanco europeo”, herencia del colonialismo que se continúa reproduciendo en el país. Por último, indicar que el estudio es abordado desde una mirada cualitativa con técnicas de investigación como la entrevista en profundidad y observación directa.

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