Partiendo de los presupuestos del grupo filosófico Tiqqun, analizamos tanto la ruina actual, cuanto más las posibilidades del pensamiento crítico como espacio para la insurrección. Dos de sus nociones básicas, la "guerra en curso” (la verdad ya no importa, ahora tenemos que saber cómo y quién la produce; grupos determinados hacen visible sus armas, el terror y el control, y sólo queda el enfrentamiento por medio de máquinas anti-deseantes y contra-imperiales) y el  "bloom” (parafraseando a Giorgio Agamben: los nuevos sujetos anónimos, singularidades cualquiera, vacíos, dispuestos a todo, que pueden difundirse por doquier pero permanecen inasibles, sin identidad pero reidentificables en cada momento. El problema que se plantea es cómo transformar el "bloom", Cómo operará éste, el salto más allá de sí mismo), nos valen para entender las posibilidades de la infrapolítica, lo que a su vez nos permite entender otra de las caras de la contracultura, la más situacionista, materialista y atea. Por otro lado, tratamos de aplicar todo esto dentro del contexto de la universidad, donde casi todo lo neoliberal ha impuesto una retórica del pensamiento crítico como un espacio de contracultura y diferenciado de las políticas normalizadas, homónimas y adaptantes.

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