La práctica de la prostitución por mujeres rumanas se visibiliza y representa casi siempre en conexión con el crimen organizado y la problemática de la trata para la explotación sexual.  Esta focalización parcial, sesgada de la realidad y que profundiza en la estigmatización de las trabajadoras sexuales, se viene sosteniendo en campañas y estadísticas del lobby de la industria de la salvación más que en resultados de investigaciones empíricas, pasando frecuentemente por alto tanto la capacidad de agencia de las mujeres como la influencia de razones históricas y la geo-política migratoria.   Frente al discurso hegemónico, propongo una aproximación a la compleja realidad de la expansión de la industria del sexo rumana en el exterior, sus diferentes contextos y circuitos, prestando especial interés al caso español. Si bien es relevante la figura del peste (rufián) como actor intermediario y facilitador de la prostitución ajena, no hay que desdeñar las estrategias de las propias mujeres en aras de un mayor empoderamiento y movilidad social. Por otro lado, existen diferentes tipos de vínculos y relaciones de dependencia con los pestii, lo que conduce a su vez a una heterogeneidad de situaciones. Desde una experiencia etnográfica “multi-situada”  iniciada en 2013 y en el marco de una investigación social en curso con migrantes de las regiones de Valaquia y Moldavia, mostraré datos y testimonios que contradicen la versión “oficial” y los imaginarios al uso.

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