Gran parte de las tardes, cuando terminaba mi jornada oficial de trabajo de campo, cosa que es realmente ya toda una discusión, me marchaba a alguno de los bares y tambos que había en San Pedro de Atacama, allí, unas veces por casualidad y otras en animada charla con algún lugareño terminé por enterarme de cosas que eran importantes para mi investigación, también, comprendí mucho de lo que significaba la idea política de los atacamos, cerré muchas entrevistas y encontré grandes amistades En última instancia, aquellos bares eran mi lugar de encuentro y las más de las veces la verdadera oficina en que pude hacer algo que luego he llamado trabajo de campo… Mi propuesta no es tanto una sucesión de anécdotas con las que explicar mi trabajo de campo, cuanto más reflexionar críticamente en cómo se crea una mirada en el encuentro fortuito y las casualidades y que, obviamente, terminan por ser parte de una poderosa realidad narrativa y constructivista.

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