Es frecuente encontrar en la literatura sobre migraciones y desarrollo el papel positivo que juegan las remesas económicas para los distintos contextos, comunidades o sujetos concretos, pero aún son pocos los estudios que se han centrado en señalar los costes sociales, económicos y personales que tienen las remesas para las personas migrantes. En este estudio de caso realizado junto con mujeres migrantes que trabajan como empleadas de hogar se han analizado las dificultades que experimentan para realizar el envío de estas remesas teniendo en cuenta distintos aspectos. En concreto, se señalará la presión psicológica que sufren por el hecho de que el proyecto migratorio se centra en poder ayudar a sus familiares. Igualmente se indagará sobre las condiciones de precariedad a las que se ven sumidas cuando envían prácticamente la totalidad de sus ingresos a sus familiares. Por otro lado, se hará referencia a la incertidumbre que sienten al perder parte del control del dinero que envían. El análisis de estas circunstancias contrasta con los beneficios que se señalan por parte de gobiernos e instituciones y que también queda reflejado en la literatura sobre el tema, dado que las personas migrantes deben hacer frente a una serie de dificultades que convierten el envío de remesas en un proceso de autoexplotación, sufrimiento y precariedad que debe ser considerado para evaluar el papel que juegan las remesas en tanto que elemento promotor de desarrollo.  

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