Muchas son las dimensiones sociales que abarca lo flamenco como cultura. En todas ellas intervienen diversas política públicas y privadas que promueven una seride prácticas y representaiones y excluyen otras, administrando la vida de los flamencos regionales, nacionales e internacionales, al verse todas ellas afectadas de formas diversas por las diseñadas e implantadas en los distintos niveles administrativos: municipales, provinciales, de comunidad autónoma, nacionales e internacionales.En particular, las políticas patrimonializantes de la cultura y las representaciones metaculturales que manejan, organizan de forma disciplinaria el campo de lo flamenco de forma sutil y aparentemente técnica en base a legítimo derecho, naturalizando ciertos elementos culturales e identitarios que son empleados como dispositivos para la construcción de identidades individuales y grupales promovidas por proyectos políticos que trascienden a las vidas de los flamencos. El flamenco está siendo fetichizado por ciertos organismos e instituciones y empleado como un símbolo de identificación colectiva y siendo utilizado para levantar fronteras activando mecanismos de inclusión y exclusión, legitimando ciertas posiciones y deslegitimando otras que organizarán lo cotidiano de las vidas de los flamencos y los que participen en dicho campo. Mostraremos la forma en que están siendo implantados y cómo han llegado a darse gracias a un trabajo de campo de alrededor de 4 años en la ciudad de Madrid, un espacio que trata de posicionarse como "capital del flamenco" en un plan que forma parte de una estratuctural estrategia de visibilización de España en el mercado internacional identirario de los Estados-nación.