Los neo-campesinos se instalan en el ambito rural con el objetivo de desarrollar prácticas campesinas de subsistencia y de vivir del campo. Muchos de ellos creen que la vida sostenible es posible solamente en el campo. Por lo tanto, intentan implementar las prácticas sociales y económicas en las cuales el cuidado de las personas y del medio ambiente está por encima de las ganancias económicas. Algunos neo-campesinos reivindican el merecimiento de los sueldos dignos y una vida no-precaria. Sin embargo muchos neo-campesinos que han participado en la investigación etnográfica llevada a cabo entre 2016 y 2017 en Cataluña no demandan explicitamente la justicia o el merecimiento dado que dichos postulados requerirían aceptar la existencia y el poder de una institución estatal responsable de la distribución de recursos y derechos. Estos nuevos campesinos más bien reivindican la posibilidad de la subsistencia campesina y de la aplicación de una logica diferente de intitulación (entitlement) a la propiedad, al uso, al trabajo o a la tierra. Los neo-campesinos reivindican las intitulaciones alternativas a través de las práciticas de subsistencia. Se trata de tácticas infrapoliticas. Aperentemente insignificantes, son sin embargo prácticas heterogéneas al sistema dominante que compenetran, y de esta manera constituyen una forma astuta de resistencia. Los neo-campesinos utilizan tácticas infrapolíticas dado que los movimientos que contestan regímenes alimentarios corporativos (justicia o soberanía alimentaria) (Holt Giménez, Shattuck 2011) han sido en gran medida cooptados por la economía dominante y el regimen alimentario corporativo, y han perdido la fuerza política (Marche 2012).

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