Mi propuesta se centra en exponer las posibilidades y la pertinencia que el “giro emocional” ofrece para el análisis político e histórico y señalar algunas de las ventajas que puede aportar a los análisis de la acción humana, tanto en el presente como en el pasado. Al hilo de mi investigación, considero que el desacuerdo emocional que una parte de la clase trabajadora vizcaína realiza al llamado régimen emocional burgués es elemento fundamental para la conformación política de la clase a finales del XIX. Se parte de la premisa de que las expresiones emocionales y las relaciones de poder guardan una estrecha relación. El conjunto de expresiones emocionales configuran el llamado régimen emocional, definido como el necesario fundamento para un régimen político (W.M. Reddy). Así pues, si el control de las expresiones emocionales es el lugar desde el cual ejercer el poder, es también el ámbito desde donde llevar a cabo las acciones de resistencia y oposición. Este desacuerdo se produce cuando existe un conflicto entre los objetivos que el régimen propone y los propios de la persona. La emoción se convierte así en motor de cambio histórico. Se analizará el caso concreto de la resistencia que las mujeres obreras oponen al concepto de “amor maternal” como una expresión de su experiencia de la maternidad. Desde el régimen burgués se estigmatiza a las mujeres que no se rigen por esta expresión, y ellas articulan otras formas de vivir su experiencia de la maternidad, basadas en la supervivencia de la familia y, por tanto, alejadas tanto de la ciencia de la maternología como de la domesticidad burguesa.

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