La concepción teórica-metodológica del patrimonio evolucionó de monumento, caracterizado por su estética ejemplar, a patrimonio cultural y natural resultado de sumarle a aquél aspectos urbanos, sociales y culturales propios de su contexto inmediato y de las personas que lo crearon. La crisis de la conservación patrimonial radica en este paradigma consistente en una suma de atributos valorizados, ocasionado por el “fetichismo patrimonial” que considera al patrimonio como un producto social con atributos “mágicos y maravillosos” con autonomía propia, que no lo reconocen como creación humana y al que se someten, a costa de las relaciones interpersonales. Así lo constatan las estrategias de mercado que arrasan con el patrimonio, con los lugares significativos erosionando la cohesión social, el autogobierno, provocando la gentrificación y la violencia, disminuyendo la calidad de vida y el abandono de la población. La planeación urbana tradicional ha fracasado, al no considerar la experiencia, necesidades y propuestas de sus usuarios. Mediante una investigación cualitativa y sociocéntrica, usando cuestionarios y entrevistas a profundidad se preguntó a residentes, especialistas y turistas: ¿Cuáles son las percepciones del deterioro que ocasiona el turismo a la conservación patrimonial? ¿Cómo impacta el turismo a su vida cotidiana? ¿Cuáles son las necesidades, deseos y propuestas de solución que se han formulado? Se sostiene que los imaginarios urbanos pueden contribuir al diseño de políticas públicas que democraticen el patrimonio y la planeación en beneficio de toda la sociedad y satisfacer sus principales necesidades, priorizando los sujetos sobre los objetos. 

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