A propósito del espíritu de curiosidad que ha movido a la humanidad a explorar lugares ignotos desde tiempos pretéritos, en la actualidad el desplazamiento, tránsito y ocupación del espacio se impone a partir de una lógica asentada en la inclusión selectiva que, bajo el arropamiento de determinados ejes de diferenciación y desigualdad social –sexo, edad, ocupación, origen, entre otros- proscribe o prescribe a los individuos el acceso, uso y control de aquel, dando paso a expresiones naturalizadas y normalizadas, en las que el espacio se concibe y se vive como condición propia de particulares sujetos sociales. Resulta seductora la invitación de la Asociación de Antropólogos Iberoamericanos en Red a dar cuenta del sentido diverso con el que se asocia la noción de lugar. En esta presentación, enfatizaré el carácter violento que enmarca la presencia de las mujeres en el espacio de la zona metropolitana de la ciudad de Puebla, entidad del altiplano central mexicano, de tal suerte que, a partir de un seguimiento documental de los dos últimos años, daré cuenta de los límites que el espacio público y privado impone –simbólica y físicamente- a las mujeres por medio de una expresión extrema de violencia, el feminicidio, caracterizada por su incremento alarmante en tiempos recientes. Entender algunos de los condicionamientos que normalizan y dotan de género al espacio, puede abrir vías hacia un horizonte de futuro en el que las mujeres puedan desplazarse por él sin el riesgo de ser violentadas.

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