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ILUSIONES DE BUEN VIVIR A CAMBIO DEL PATRIMONIO ANCESTRAL EN LAS COMUNAS DE LA COSTA DE ECUADOR

En Ecuador la Constitución (2008) declara como objetivo ético alcanzar el Sumak Kawsay (Buen Vivir) mediante políticas públicas que incluyen el reconocimiento de los pueblos indígenas, y de sus patrimonios, saberes, cosmovisiones y modos de vida.  La cultura se coloca como centro de atención  y eje transversal en los planes del Estado que avala patrimonios por su capacidad de generar ingresos, preferentemente desde el ámbito del ocio y el viaje.  Por ello las intenciones de protección, conservación, y difusión del patrimonio como bien común de la sociedad, en la práctica están lejos de alcanzarse por la dificultad que significa conciliarlas con el mercado. Se deposita en el turismo, parte de la responsabilidad del cambio de la matriz productiva nacional, asociando a este el patrimonio de manera inexorable. Uno de los riesgos en esta relación del Buen Vivir con el mercado, es la conversión del patrimonio cultural activo, en tanto modo de vida de un pueblo, su etnicidad, su singularidad, y su cosmovisión, en un producto de y para el consumo comercial,  supeditándolo a las normativas del Estado. Patrimonios asociados al turismo pueden producir desequilibrios sociales, reconfiguración de identidades, o disputas de derechos territoriales. Esto se observa en varias narrativas de promoción patrimonial en la costa de Ecuador, al mercantilizar paisajes, historia e identidades de las organizaciones comunales nativas. Algunos ejemplos de Comunas nativas involucradas en estos procesos sirven como experiencia de las contradicciones que se producen entre el reconocimiento del patrimonio material e intangible y el modelo de mercado al que deben ajustarse. 

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