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IDENTIDAD, POLÍTICAS DE LA MEMORIA Y CONSTRUCCIÓN DEL ESPACIO URBANO. CONFLICTOS, MEMORIAS Y APROPIACIONES DISIDENTES EN EL MARCO DE LAS PROTESTAS DEL 15M.

La ciudad puede considerarse como el continente de la historia concreta de un lugar, ya que el tiempo se concentra y concreta en el paisaje a través de los espacios creados. Pero la selección de los elementos que conforman este paisaje están siempre definidos desde un poder económico o político, y tanto la memoria como los olvidos que intentan representar nunca son neutrales. Esta actuación de los poderes hegemónicos genera unas “políticas de la memoria”, donde la selección de los elementos del paisaje urbanos son utilizados para crear identidades colectivas dentro de una comunidad dada, ya que son instrumentos que sirven para comprender el presente y orientar el futuro. Por tanto, el espacio y el paisaje no son nunca políticamente neutros y se utilizan para representar e incorporar las identidades políticas de las elites e influir sobre la identidad y memoria común con la intención de crear comunidades imaginadas. De esta manera, el espacio y sus representaciones son disputados por movimientos políticos disidentes o no hegemónicos. Diferentes movimientos considerados “antisistema”, como en el caso de las manifestaciones del 15M en la Puerta del Sol, se han enfrentado a esta representación del poder a través de ocupaciones o apropiaciones “alternativas” del espacio urbano, tanto temporales (movimientos de ocupación de espacios públicos) como permanentes o con tendencia a perdurar a lo largo del tiempo (como en el caso de la ocupación de inmuebles públicos o privados).

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