El reconocimiento que ha tenido la Agroecología como alternativa para construir soberanía alimentaria, producto de sus evidencias empíricas, la sitúa en un escenario en la que se demanda su obligada ampliación o escalonamiento. Diversas son las visiones respecto de lo que se propone para ampliar o escalonar (conceptos utilizados indistintamente) las actuaciones agroecológicas las que, en definitiva, apuntan a transformar los actuales sistemas agroalimentarios basados en procesos metabólicos más eficientes cuyos beneficios alcancen a un mayor número de población. El objetivo de este trabajo es relevar la importancia de la democracia y la participación en la (re)configuración de sistemas agroalimentarios (re)localizados. Para ello, a partir de las experiencias desarrolladas, se discute en torno a los elementos comunes –que hemos denominados “puntos de encuentros”- entre los diferentes actores de un territorio que le otorgan una implicación y un sentido de pertenencia. En este sentido la democracia y la participación como atributos, altamente valorados, que puestos en práctica contribuyen, entre otros, a establecer relaciones de igualdad/equivalencia facilitando el diálogo de saberes permitiendo, con ello, la co-creación de estrategias para la articulación de los diferentes agentes que configuran un sistema agroalimentario local de base agroecológica. Las iniciativas que se gesten para ampliar la  Agroecología que no consideren la participación de todos los actores de un territorio para garantizar el acceso y consumo democrático de alimentos ecológicos para toda la población difícilmente contribuirá a la transformación de los sistemas agroalimentarios, más bien, se tratará de una nueva cooptación que busca adecuar el actual régimen alimentario

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