Cuando hablamos de identidades vinculadas a espacios geográficos es común que en un mismo sujeto convivan distintas formas de identificarse a sí mismo dependiendo de dónde se estén situando los límites del “otro”. Una persona puede identificarse a sí misma primero como de su barrio, por ejemplo, a continuación como madrileño, luego como español y así sucesivamente. Esta forma de construir la identidad puede parecer como la lógica, ya que se llega a lo más amplio desde una parte de este, Madrid es parte de España. Sin embargo, los límites no siempre están tan claros y muchas veces nos podemos encontrar con formas de identificarse que pueden parecer contradictorias. Investigando el turismo en Los Ancares y la relación e influencia que éste tenía en la identidad de las personas que habitan dicha sierra, me di cuenta de las complicaciones para hablar de un territorio en el cual no corresponden las divisiones geográficas con las lingüísticas ni las administrativas. Las contradicciones encontradas en los diversos usos de la categoría ponen en manifiesto la necesidad de encontrar una nueva forma de abordarla que tenga también en cuenta dichas contradicciones. 

(*)El autor o autora no ha asociado ningún archivo a este artículo