El suicidio es un problema de salud pública a nivel mundial, situandose en el caso de España a la cabeza de la mortalidad por causas externas. La OMS alerta de la envergadura que implica esta problemática y lanza en 1999 una iniciativa mundial para la prevención del suicidio con el objetivo de reducir la mortalidad y morbilidad asociada a las conductas suicidas.  La literatura nos indica que la casuística del suicidio responde a factores de diversa índole: clínicos, sociodemográficos, ambientales y culturales. La revisión y lectura crítica realizada sobre los Planes de Salud General y, mas concretamente, sobre los Planes Específicos de Salud Mental -existentes para las diferentes comunidades autonómicas- nos alerta sobre la escasa atención prestada a los factores culturales y ambientales. Por otro lado, también se ha detectado una precariedad de iniciativas concretas para el suicidio en los Planes de Salud analizados. De acuerdo a lo anterior, nos define la exigencia de adoptar una perspectiva crítica sobre la necesidad de reivindicar un profundo acercamiento  socioantropológico al fenómeno del suicidio; para lo que nos enfocamos en analizar los espejismos asistenciales que se recogen en los citados planes de salud, para poder así abrirnos a nuevos campos de actuación y conocimiento en materia de suicidio.  

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