Desde al menos cuatro décadas atrás, Chile ha estado inmerso en un proceso de transformación social, cultural y político, marcado por un profundo quiebre democrático que allanó la instalación forzada y direccionada de una estructura social que quedó subsumida al neoliberalismo. Desde entonces, los estilos de vida que se han popularizado poseen como rasgos comunes la atomización social; desinterés por la participación sociopolítica; fuerte competencia entre pares; y gran apertura hacia el consumo. Sin embargo, en las últimas décadas, se han inaugurado diversos movimientos sociales que han cuestionado dichos principios culturalmente arraigados, desafiando, por ejemplo, la naturalización de la precariedad social y del endeudamiento producto de la mercantilización de derechos. A su vez, estos movimientos han sido el resorte del surgimiento de nuevos conglomerados políticos definidos de izquierda que acusan ser la representación de estas masas precarizadas, iluminando expectativas de cambio del panorama actual. No obstante, sobre este mismo escenario, también han emergido discursos y figuras políticas marcadamente conservadoras, que no sólo abogan por el mantenimiento de los principios del neoliberalismo, sino también por recuperar ciertos patrones culturales coloniales. Inspirada en esta reconfiguración cultural, esta comunicación pretende entregar una reflexión exploratoria y analítica de algunos factores sociales que han impulsado la emergencia de estas tendencias, analizando por ejemplo el trabajo y las relaciones laborales actuales, para aproximarnos a una mirada más específica de quiénes son y cómo son aquellos que se sienten representados por un nuevo progresismo, pero también, por un nuevo conservadurismo político desde el caso chileno.

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