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Bodega, épicerie, tiendita. Salud alimentaria y vida cotidiana en los márgenes de Nueva York, París y Guadalajara

El impacto que tiene el espacio construido sobre la accesibilidad alimentaria es fundamental, pero cuando se trata de poblaciones que habitan en territorios de precariedad esta condición se vuelve fundamental. Por un lado, cuando se vive con la conciencia de un futuro económicamente incierto se tiende a planear de manera más inmediata y efímera, de modo que muchas de las compras alimentarias se hacen “al día”; por otro lado, las estadísticas ponen en evidencia que en los contextos sociales más precarios el precio es el primer determinante para el abastecimiento alimentario, de manera que la demanda de productos se vuelve más sensible a la fluctuación de los precios. La comparación de South Bronx, La Courneuve y Lomas del Sur permite entender cómo, en la precariedad, las personas toman decisiones y proyectan su futuro. En contra de una mirada determinista, tanto la alimentación como el cuidado del cuerpo se contextualizan en cada territorio de forma distinta pero en medio de los procesos globales, y se observan las implicaciones directas de aspectos culturales sobre los reacomodos de las dinámicas de comercio y de organización del territorio. Aunque a simple vista se pueda decir que los hogares con economía modesta eligen sus productos en razón del precio, y que un alza del precio haría que renunciaran al consumo de un bien, las dinámicas urbanas permiten entender cómo se vinculan las prácticas de consumo con un modo particular de ser urbano en cada territorio y la organización del espacio alimentario desde la vida cotidiana.

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