La nueva ruralidad nos presenta variados escenarios, condicionados por su entorno, por los procesos de larga duración y fundamentalmente, por las transformaciones estructurales de las últimas décadas. Consecuentemente, el campo riojano ha ido evolucionado, realizado una serie de ajustes adaptativos, hasta dar lugar a diversos modelos de ruralidad. Por medio del trabajo de campo etnográfico en el valle del Najerilla se han observado y analizado los cambios sociodemográficos y laborales, cuyas consecuencias, han repercutido en la construcción del territorio. Resulta necesario destacar que en el contexto de investigación ha cobrado protagonismo el desequilibro demográfico y la movilidad poblacional. Por ende, a través de los variados usos del suelo se han identificado tres procesos diferenciados: por un lado, la creciente desagrarización de la sociedad rural, por otro, el gran impacto del fortalecimiento agroindustrial, y finalmente, la terciarización de la producción agrícola. En concreto, el sector vitivinícola, completamente insertado en el mercado global y estructurado bajo el marco institucional de la “Denominación de Origen Calificada Rioja”, ha generado un panorama regional específico que, demanda una mirada exhaustiva para comprender y visibilizar otra ruralidad.

(*)El autor o autora no ha asociado ningún archivo a este artículo