En las primeras décadas del siglo XX la inadaptación escolar por razones mentales es vuelta objeto de reflexión e intervención por parte de la ciencia psico-pedagógica. Ésta tomó a la población infantil escolarizada como objeto para tratar de reorganizar la escuela en función de las posibilidades intelectuales de cada niño. Para poder llevar a cabo esta reorganización de la escuela se inventó la escala de medida de la inteligencia que objetivaba al niño en función de las posibilidades futuras que tenía de ser transformado en una unidad activa mediante prácticas pedagógicas. Por medio de un análisis de los textos psico-pedagógicos de estas primeras décadas del siglo XX voy a tratar de mostrar cómo la relación que esta ciencia estableció con su objeto está determinada por una práctica de gestión de la población infantil. Es decir, la posibilidad de producir conocimiento objetivo está vinculada con el ejercicio de un poder de carácter técnico. Esto se debe a la forma que esta ciencia tuvo de objetivar a los niños inadaptados por razones mentales, esto es, como residuos que era necesario localizar, clasificar y organizar en función de las capacidades de trabajo que podían extraerse de ellos. De esta manera, el uso de la escala de medida de la inteligencia hizo aparecer una nueva figura, “el retrasado pedagógico”. Capaz de ser modificado por una pedagogía de tipo terapéutico. Este análisis de textos pretende contribuir a la relativización de nuestro pensamiento al estudiar la construcción política de un tipo de racionalidad.

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