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La implicación simbólica de la presencia del investigador: reflexiones sobre el trabajo etnográfico entre mujeres secuestradas por el Ejército de Resistencia del Señor en el norte de Uganda.

En esta comunicación proponemos reflexionar sobre los dilemas éticos a tener en cuenta en el campo de la investigación etnográfica, partiendo de nuestro trabajo entre las mujeres secuestradas por el Ejército de Resistencia del Señor (LRA) en el norte de Uganda. La población Acholi sufrió una guerra sucia durante más de 20 años, durante la cual los grupos armados realizaron campañas masivas de reclutamiento forzado de civiles y especialmente de niños y niñas de la región. Años después del conflicto la población quedó marcada por la inseguridad, la desconfianza, el estigma y el trauma, y es en este contexto histórico, político y social, en el que nuestra presencia supone una gran carga simbólica que inevitablemente toma máximo protagonismo durante el propio proceso de investigación. La creación de expectativas y la asimetría de poder inherente a la relación entre investigador e investigado, así como el velar por la seguridad del objeto de estudio cumpliendo con el código ético de “no hacer daño” obligan el continuo replanteamiento de las técnicas de investigación e incluso su renuncia. El trabajo etnográfico en el seno de una sociedad postconflicto debe siempre partir de una reflexión ética que acompañe durante todo el proceso, desde la propia construcción del objeto de estudio hasta la elucubración que en ocasiones nos hace bailar entre la subjetividad y el positivismo.

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