Con el transcurrir de esta última década, la América indígena ha estado marcada por el surgimiento de un movimiento de articulación entre mujeres indígenas, buscando mejorar sus condiciones de vida mediante la conformación de redes de emprendimiento. Dada la situación de vulnerabilidad socioeconómica en la que se encuentran estas mujeres y su falta de expectativas económicas debida a las pocas alternativas laborales que existen en sus territorios, el modelo de red aparece como una forma organizativa innovadora y esperanzadora para el emprendimiento de actividades productivas generadoras de ingresos y de autonomía para ellas. Estas redes, iniciadas por las propias mujeres indígenas, funcionan como un espacio de encuentro e intercambio en el que pueden compartir ideas, saberes y recursos. Son también un canal importante de promoción y de comercialización de los productos elaborados. Éstos, muchos de ellos artesanales, se trabajan mediante las habilidades y destrezas de las mujeres participantes, con sus conocimientos ancestrales, utilizando los recursos naturales de sus territorios. De esta manera, las redes desempeñan un papel activo en la valoración y preservación de la identidad cultural de las comunidades de origen de las mujeres participantes, así como del medioambiente. Esta comunicación tiene como objetivo presentar un análisis de estas redes de emprendimiento iniciadas por mujeres indígenas y su incidencia tanto en términos de desarrollo y autonomía personal, familiar y comunitaria, como de salvaguardia cultural y medioambiental. Para ello, se basa en los resultados de un trabajo de campo realizado en varias redes de mujeres indígenas de la región andina.

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