La acción a favor de la igualdad de la mujer debe situarse en el contexto de una dinámica muy intensa de cambios sociales y políticos que se desarrolla en un período de tiempo relativamente corto. En los últimos años asistimos en España a una profunda transformación social, económica y cultural que ha implicado, entre otras muchas cosas, una importantísima quiebra en la mentalidad tradicional en torno al papel de la mujer en la sociedad. En lo que respecta a la situación social de la mujer este cambio ha sido complejo puesto que aún existen contradicciones entre lo que alude a la eliminación de toda discriminación legal en función del sexo así como a la elaboración social de una nueva imagen de la mujer y lo que refleja la realidad concreta, cotidiana  afectiva de la población femenina. Hoy en día se hacen aún más evidentes las dificultades que subsisten en la práctica para la plena incorporación de la mujer a la vida social en condiciones de igualdad. En esta comunicación pretendo exponer la necesidad de crear redes de sororidad entre mujeres como respuesta a la individualización impuesta desde el patriarcado hacia las mujeres. Teniendo en cuenta que dentro de los grupos sociales establecidos culturalmente, las mujeres han recurrido tradicionalmente al apoyo entre iguales como recurso para enfrentar la desvinculación del mundo público y el silencio social al que han estado sometidas, creando redes sociales limitadas y cercanas (familia, vecindad, etc.).  

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