Al norte del Río Negro las personas mayores de sesenta años recuerdan que sus antepasados, como trabajadores o como dueños de los medios de producción, habían colonizado una campaña que se percibía agreste e insegura, en donde las relaciones de vecindad eran fundamentales para la supervivencia. Aunque los modos de vida en los pueblos rurales han experimentado significativos cambios vinculados a un mayor acceso a servicios y medios de comunicación en las últimas décadas, ciertas prácticas y creencias evidencian que el territorio y la comunidad continúan siendo relevantes en las percepciones de sus habitantes. A partir de estudios etnográficos realizados en pequeñas poblaciones del norte de Uruguay, la comunicación explora relatos y rituales relacionados con espíritus, protecciones y advertencias que establecen inherentes conexiones con riesgos y peligros provenientes del entorno no domesticado, de lo extraño a la comunidad y de lo extraño en la propia comunidad. Frecuentemente al margen de las instituciones, estas expresiones de la religiosidad popular, en interacción con viejas y nuevas prácticas provenientes de ámbitos urbanos y globales, involucran la presencia de lo rural en los escenarios espirituales uruguayos de la contemporaneidad y contribuyen a su diversidad.

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